El viejito encantador que aparece
en la foto, es el filósofo Zygmunt Bauman, filósofo judío polaco del SXX
Es un filósofo que “puso nombre” a
inquietudes que tenía y tengo.
Hace mucha referencia al papel de
la educación, y como tal, la primera que necesita comprender esta nueva
realidad.
Los invito a conocer un poco más
sus reflexiones para que disparemos las nuestras.
A grandes pinceladas, y muy
resumidamente su más popular herencia es el concepto de “Modernidad líquida”,
que engloba a toda la vida, Educación líquida, Amor líquido, etc
Cree en el cambio, en la necesitad
de adaptarse para “sobrevivir” en una sociedad continuamente cambiante.
Las primeras obras de Bauman fueron
proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor
sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en
relación con el papel de las ciencias sociales y cómo estas podrían ayudar a la
sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la
década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes, Modernidad
y Holocausto y Modernidad
y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión posmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman editó una línea
invariable de libros adicionales, donde había estado explorando su nueva
perspectiva.
Zygmunt Bauman, acuñó el término de
modernidad líquida a los tiempos actuales, basándose en los conceptos de
fluidez, cambio, flexibilidad, adaptación, entre otros. Bauman afirma que lo
“líquido” es una metáfora regente de la época moderna, ya que esta sufre
continuos e irrecuperables cambios. Asimismo, lo líquido no se fija en el
espacio ni se ata al tiempo, se desplaza con facilidad, no es posible detenerlo
fácilmente; y todas estas son a la vez características fundamentales de las
actuales rutinas diarias.
En el pasado, nos encontrábamos en
un mundo predecible y controlable, uno sólido. La rutina, la visión a corto
plazo, las costumbres, las colectividades eran unas de sus características.
Todo este panorama empezó a “derretirse”, cambiando aquella sociedad que estaba
estancada y era demasiado resistente a los cambios, por una líquida y maleable.
Bauman, expone 5 ítems en los que desarrolla el concepto de modernidad líquida:
emancipación, individualidad, espacio-tiempo, trabajo y comunidad.
Según Bauman, con la llegada de la
modernidad todo se individualizó. Ser moderno significó estar eternamente un
paso delante de uno mismo; es decir, debíamos transformarnos en lo que cada uno
es. Como decía Jean Paul Sartre: «No basta con nacer burgués, hay que vivir la vida
como burgués. La modernidad cambió las reglas. La teoría crítica que
defendía el individualismo ante el Estado que en esa época oprimía todo, ahora
pasa todo lo contrario. Hoy por hoy se busca recuperar lo público, ya que lo individual
ha abarcado todos los estratos. Vivimos en una sociedad de individuos porque
«todo se ha individualizado». Se ha conformado un sistema tan grande que ahora
cada individuo es culpable de su destino, de lo que le pasa o no.
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